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Biografia de Melanie Klein (fonte) |
Melanie Reizes nace el 30 de marzo de 1882 en Viena. Su padre, Moriz Reizes, pertenecía a una sencilla familia judía muy religiosa, residente en Lvov, en esa época parte del imperio austro-húngaro, actualmente parte de Ucrania. Estaba destinado a ser rabino y a casarse con una joven elegida por sus padres, a la que no conoció antes de la boda. A pesar de esto, siguió la carrera de Medicina, al finalizar la cual rompió con la tradición ortodoxa; era un hombre culto, que hablaba diez idiomas. Comenzó el ejercicio de su profesión, y a los 37 años, se divorció de su primer esposa. Tres años después conoció, en Viena, a Libussa Deutsch, mucho menor que él. Esta pertenecía a una familia culta, en la cual tanto el padre como el abuelo eran rabinos. Libussa y Moriz se casaron en 1875 y se establecieron en Deutsch-Krentz.
En 1876 nació Emilie, en 1877 Emanuel y al año siguiente,
Sidonie. La familia se trasladó a Viena, donde nace Melanie
en 1882. Moriz se dedica a la odontología y su esposa abre
un negocio de venta de plantas, al que atiende hasta 1907.
A los 17 años Melanie Klein se compromete con Arthur Stevan
Klein, un químico industrial de 21 años, amigo de
Emanuel. En esta época abandona la idea de estudiar Medicina
y asiste a cursos de historia y de arte en la Universidad de Viena.
A principios de 1900 muere su padre, Moriz Reizes, y a fin de ese
año Emilie se casa con el médico Leo Pick. Emilie
morirá en Londres en 1940. Melanie se casa el 31 de marzo de 1903, con 21 años recién
cumplidos. Durante los cuatro años de compromiso han estado
mucho tiempo separados, a causa de los estudios de Arthur. Se establecen
en Rosenberg (Hungría) y al año siguiente nace Melitta.
En 1906 nace Hans y un año después se trasladan a
Kappitz, un pequeño pueblo, a causa del trabajo de Arthur. En 1913 E.Jones regresa a Europa y es analizado por Ferenczi, ese
mismo año funda la Sociedad Psicoanalítica de Londres. En 1918 M Klein asiste al 5º Congreso Psicoanalítico Internacional, con la presidencia de Ferenczi, en el que S.Freud lee "Lines of Advances in Psychoanalytic Therapy". Este Congreso realizado en tiempos de guerra causa una fuerte impresión en Klein y, según ella misma recuerda: esa impresión fortaleció mi deseo de dedicarme al psicoanálisis. Durante el análisis con Ferenczi, éste me llamo la atención acerca de mis grandes dotes para comprender a los niños y de mi interés en ellos y alentó mucho mi idea de dedicarme al análisis de niños (...) No he visto (...) que la educación pudiera cubrir la totalidad de la comprensión de la personalidad y que, por lo tanto, tenga la influencia que uno desearía que tuviera. Siempre sentí que detrás había algo que nunca llegue a percibir. Ferenczi la asigna como asistente de Anton von Freund en la tarea
de organizar la enseñanza del psicoanálisis en la
Sociedad de Investigación Infantil. Al poco tiempo la posición de los profesionales judíos
residentes en Budapest se ve muy afectada por la situación
política de posguerra. Arthur Klein no puede continuar su
trabajo y se traslada a Suecia, obteniendo posteriormente la ciudadanía
sueca. Melanie Klein se traslada junto a sus hijos a Eslovaquia,
donde permanece un año en casa de sus suegros. Abraham, presidente de la Sociedad Psicoanalítica de Berlín,
la invita a trabajar en dicha ciudad. Klein se traslada junto a
Erich. A comienzos de 1924 Klein inicia su análisis con Abraham,
el que va a continuar hasta la muerte del mismo en diciembre de
1925. Conoce a Alix Strachey, analizanda de Abraham, la que se interesa
en sus teorías y colabora en traducir al inglés algunos
de sus escritos. Es a través de su esposo, James Strachey,
que los trabajos de Klein llegan a la Sociedad Británica,
en la que la posibilidad del análisis de niños era
debatida con mucho interés. En las actas de dicha presentación
constan las críticas de E.Glover. Luego de la muerte de Abraham la oposición a las teorías kleinianas en la Sociedad de Berlín se intensifican notoriamente. Otro factor que se agrega a la desaparición de su mentor es un episodio que repercute desfavorablemente en la aceptación de la indagación profunda del inconsciente del niño: H.Hug-Hellmuth, directora del Centro de Orientación Infantil de Viena, es asesinada por un familiar de 18 años, al que ella había aplicado su técnica cuando pequeño. Este caso tiene amplia repercusión pública. Finalmente Klein decide dejar Berlín y en setiembre de 1926
llega a Inglaterra, invitada por E.Jones durante un año,
a fin de analizar a sus hijos y a su esposa. Erich llega a Londres
al poco tiempo, Hans está bajo la custodia de su padre y
permanece estudiando en Berlín. Melitta se ha casado con
el Dr Walter Schmideberg y estudia en la Universidad de Berlín. En marzo de 1927 Anna Freud habla de la técnica del análisis
infantil ante la Sociedad de Berlín, en clara oposición
a M Klein. La contribución escrita enviada por ésta,
quien aún pertenece a dicha Sociedad, no se hace circular.
Anna publica "Einfuhrung in die Technik de Kinderanalyse". Del 4 al 18 de mayo de 1927 tiene lugar el Simposio, en el cual
se exponen los principales temas de la polémica entre el
grupo británico y el vienés. Este acontecimiento puede
considerarse fundacional respecto a la extensión del campo
del psicoanálisis a los niños. En 1932 se publica "El Psicoanálisis de niños", la obra más importante publicada por un miembro de la Sociedad Británica hasta el momento. Se realiza el 12º Congreso Internacional de Psicoanálisis, en Wiesbade, el último realizado en Alemania antes de la guerra y el único al que no asiste Klein; esto evita enfrentamientos con Ferenczi quien apoya a la escuela vienesa. Ferenczi muere en 1933 y ese año marca el comienzo de una época difícil en la vida de Klein. Melitta es elegida miembro pleno de la Sociedad y comienza un análisis con E.Glover. A partir de este momento se va generando una fuerte oposición de ambos a las teorías y la persona de Klein que va a tomar proporciones desmesuradas dentro de la Sociedad Británica, generándose un largo período de intensas disputas y fragmentaciones partidarias. En abril de 1934 muere el hijo segundo de Klein, Hans, en un accidente
.Esto la afectó muy intensamente. En ese año se nacionaliza
inglesa, siendo esto posible por su pasaporte sueco. La preguerra intensifica las dificultades de los analistas continentales
e incrementa el éxodo, comenzado en 1933 tras el incendio
del Reichstag y que se dirige principalmente hacia Inglaterra. La
Sociedad Británica y E Jones en especial se ocupan intensamente
de la situación de los analista continentales; que 1938 constituían
un tercio de la Sociedad. En ese período Jones se retira al campo y E Glover pasa
a ocupar el primer lugar en la Sociedad Británica. En setiembre
del '41 Klein regresa a Londres . A las polémicas en relación
a puntos de la teoría se sumaban discusiones en relación
a las condiciones de formación y al manejo político
de la Sociedad. No volverá a verse con su madre hasta el 16º Congreso Psicoanalítico
Internacional, en Zurich, 1949. En esa oportunidad no se hablan;
de hecho nunca se reconcilian aunque hay varios indicios del profundo
dolor que esto ocasiona a Klein. Se edita un número especial del International Journal of
Psicho- Analysis dedicado a los 70 años de Klein. E Jones muere en 1958, a los pocos meses de publicado el ultimo
tomo de su obra "Vida y Obra de Sigmund Freud" Introducción del análisis realizado por Hanna Segal sobre la obra de Melanie Klein. I. Fantasía. En esta parte aclara el concepto de la fantasía, y su empleo en el psicoanálisis. Menciona que la fantasía no es tan sólo un escapar a la realidad; es una concomitante constante e inevitable de las experiencias de la realidad, en constante interacción con ellas. Muestra una serie de ejemplos en la niñez y relaciona a la fantasía como expresión mental de los instintos. Establece una relación entre la fantasía, y la realidad externa. II. La posición esquizo-paranoide. Menciona que una de las conductas de la posición esquizo-paranoide es la escisión. Esta es lo que permite al yo emerger del caos y ordenar sus experiencias. Es la base de diferenciación entre lo bueno y lo malo. La escisión es también la base de lo que más tarde llegará a ser la represión. Según el grado de escisión será el grado de represión en lo posterior. Con la escisión se relacionan la ansiedad persecutoria y la idealización. Es necesario cierto grado de esta ansiedad para poder reconocer, evaluar y reaccionar ante circunstancias externas realmente peligrosas. No debemos considerar a los mecanismos de defensa de la posición esquizo-paranoide sólo como mecanismos de defensa que protegen al yo de ansiedades inmediatas y abrumadoras, sino también como etapas progresivas del desarrollo. III. Envidia. Diferencia los conceptos entre envidia y celos. Los celos se basan en el amor y su objetivo en poseer al objeto amado y excluir al rival. La envidia es una relación de dos partes en que el sujeto envidia al objeto por alguna posesión o cualidad. IV. Psicopatología de la posición esquizo-paranoide. Según experiencias de pacientes la autora hace un análisis de la psicopatología de la posición esquizo-paranoide. V. La posición depresiva. Esta posición empieza en la fase oral del desarrollo, en que el amor y la necesidad provocan el deseo de devorar. Es en este momento cuando se desarrolla la capacidad de establecer vinculaciones y la de abstraer, base del tipo del pensamiento que esperamos del yo maduro, en contraste con el pensamiento desarticulado y concreto característico de la posición esquizo-paranoide. VI. Defensas maníacas. Se refiere a la a la posición depresiva vinculada con la vivencia de dependencia del objeto, Las defensas maniacas se dirigirán contra todo sentimiento de dependencia, que se evitará, negará o invertirá. La relación maníaca con los objetos se caracteriza por una tríada de sentimientos: control, triunfo y desprecio. Estos sentimientos se corresponden directamente con sentimientos depresivos de valorar al objeto y depender de él, con el miedo a la pérdida y la culpa, y sirven de defensa contra ellos. VII. Reparación. La reparación puede formar parte de las defensas maníacas. En ese se intenta reparar al objeto en forma maníaca y omnipotente. Es cuando se le puede tratar en forma parcial como objeto de preocupación. La reparación como lo menciona la autora es un mecanismo de gran importancia para el desarrollo del yo y para su adaptación a la realidad. La reparación maníaca es una defensa en la medida en que su fin es reparar al objeto sin que aparezcan sentimientos de culpa o de pérdida. La reparación maníaca no puede completarse nunca porque, de ser así, el objeto plenamente restaurado se haría nuevamente digno de amor y aprecio, y libre del control omnipotente y del desprecio del maníaco. VIII. El complejo de Edipo desde temprana edad con casos de pacientes. Asimismo para la cuestión teórica de todos los capítulos de esta obra la autora complementa de una forma muy precisa con casos de pacientes, desde la edad temprana hasta la edad adulta. Capitulo I Las percepciones y sensaciones internas y externas son interpretadas
y representadas a sí mismo en la mente, bajo la influencia
del principio placer - displacer, por intermedio de la introyección
y la proyección, lo que hace que fantasía y realidad
se influyan mutuamente. Avidez: Emoción oral que consiste en un deseo vehemente, impetuoso e insaciable, que excede lo que el sujeto necesita y lo que el objeto es capaz de dar. Siempre hay cierto nivel de avidez, que aumenta con la ansiedad persecutoria y varía con cada niño. Introyección destructiva. Las fantasías inconscientes siempre se encuentran presentes y activas en todos los individuos, por lo tanto, dice ella, que la presencia de estas fantasías inconscientes no son índices ni de enfermedad, ni de falta de sentido de la realidad; es la naturaleza de esas fantasías y su relación con el mundo externo (los objetos) lo que determinará si se trata de una enfermedad o no. Las fantasías inconscientes son las expresiones mentales de los instintos y que estos por definición están desde el momento de nacer. Como se sabe los instintos son buscadores-de-objetos. Crear fantasías es función de Yo. Supone que desde el nacimiento el Yo es capaz de establecer relaciones objetales primitivas en la fantasía y en la realidad. Así mismo, plantea que la fantasía no es tan sólo una fuga de la realidad, sino más bien es una concomitante constante e inevitable de las experiencias reales, en constante interacción con ellas. Como el objetivo de la fantasía es satisfacer impulsos instintivos, prescindiendo de la realidad externa, se puede considerar que la gratificación proveniente de la fantasía es una defensa contra la realidad externa de la privación, sin embargo es más que eso, es una defensa contra la realidad interna. El Yo se identifica con algunos de estos objetos: identificación introyectiva. Estos objetos son asimilados por el yo y contribuyen a su desarrollo y características. Otros permanecen como objetos internos separados y el yo mantiene relación con ellos (el superyó es uno de estos objetos). El hecho de que haya tan estrecha relación entre estructura y fantasía inconsciente es importantísimo: es esto lo que hace posible influir en la estructura del Yo y del superyó mediante el análisis. Pues justamente al analizar las relaciones del Yo con los objetos internos y externos, es que podemos influir esencialmente sobre la estructura más permanente del Yo. CAPITULO II Las posiciones constituyen polos entre los cuales oscila la vida
psíquica; se definen a través , justamente, de la
posición del niño en relación al objeto: características
del objeto, características de la ansiedad, métodos
defensivos en relación a dicha ansiedad. Posición Esquizo-paranoide La existencia de temores persecutorios fantasmáticos en los niños pequeños y la capacidad de los mismos de disociar el objeto. Un estado paranoide rudimentario como una etapa precoz del desarrollo situado en la fase anal primaria . Se considera el primer tipo de relación de objeto de la fase oral, con aspectos ideales y aspectos persecutorios. Las relaciones de objeto parcial, la escisión y la ansiedad
persecutoria se presentan juntas y preceden a la integración. Klein considera que el niño está en un conflicto
pulsional entre la libido y la agresividad desde los inicios, conflicto
que encara a través de la deflexión del instinto de
muerte y la constitución de un objeto escindido. Un yo que posee ciertos rudimentos de integración y cohesión y progresa constantemente en esa dirección. También realiza desde el comienzo de la vida postnatal algunas funciones fundamentales; por ejemplo usa los procesos de escisión y la inhibición de deseos instintivos como algunas de sus defensas contra la ansiedad persecutoria, vivenciada por el yo a partir del nacimiento. A partir de las primeras experiencias el lactante se relaciona con un objeto parcial bueno, resultante de la proyección de la pulsión de vida (pecho bueno) y con un objeto parcial malo, resultante de la proyección de la pulsión de muerte (pecho malo). Cuando la disociación se realiza bajo predominio de la pulsión de muerte encontramos que las características del objeto viran de bueno a idealizado y de malo a persecutorio, terrorífico. Las características de tales objetos están, por lo tanto, íntimamente relacionadas con las características de los impulsos que sobre ellos se proyectan. El pecho como primer objeto, y los objetos que se internalizan posteriormente, adquieren en los momentos en que el bebé atraviesa estados de frustración y odio las características oral-sádico, sádico-uretrales y sádico-anales de las pulsiones del lactante. La introyección del pecho bueno constituye el núcleo
del yo. El interjuego de proyección-introyección lleva
en un segundo momento a la internalización del pene paterno. Los detalles de sus fantasías sádicas determinan el contenido de su temor a los perseguidores internos y externos y, en primer lugar, el pecho retaliativo (malo).Como los ataques fantaseados dirigidos contra el objeto son fundamentalmente influidos por la voracidad, el temor a la voracidad del objeto , debido a la proyección, constituye un elemento esencial de la ansiedad persecutoria: el pecho malo devorará al bebé con la misma voracidad con que él desea devorarlo. Sin embargo, aún durante el estadio primitivo, la ansiedad persecutoria es en cierta medida contrarrestada por la relación del lactante con el pecho bueno. El pecho gratificador que ha sido internalizado bajo el dominio
de la libido de succión es sentido como completo y actúa
como núcleo del yo, contrarrestando los procesos de escisión
y dispersión y favoreciendo la integración. O sea
que la introyección estable del objeto bueno es una precondición
para el desarrollo normal. La escisión es la defensa más primitiva contra la
angustia generada por la operancia del instinto de muerte; el objeto
de las pulsiones eróticas y destructivas es escindido en
un objeto bueno y en un objeto malo, los que tienen una autonomía
relativa entre sí. Es el principal mecanismo que, junto a la proyección e introyección, va organizando un mundo interno diferenciado a partir de la indiscriminación inicial. Su modalidad va cambiando acorde a la complejidad del mundo interno y al predominio del instinto de muerte o no en su aplicación. Existen grandes variaciones en la fuerza, frecuencia y duración de los procesos de escisión (no solamente en individuos distintos sino en un mismo niño en distintos momentos). La rápida alternancia, o incluso, según parece, simultaneidad, de una multitud de procesos, es parte de la complejidad de la vida emocional temprana. Con la escisión del pecho en dos aspectos, amado y odiado(bueno y malo) existe una escisión de distinta naturaleza que origina la sensación de que el yo, así como su objeto, está despedazado; estos procesos subyacen a los estados de desintegración. Estos estados alternan con otros en los que va en aumento el grado de integración del yo y la síntesis del objeto. Klein considera la represión un procedimiento más
exitoso para detener y modificar las ansiedades. Aparecería
en el segundo año de vida sobre las bases de diferenciación
e integración logradas a través de mecanismos más
tempranos. Durante la posición esquizo-paranoide hay momentos de integración
del objeto y del yo, que implican un comienzo de la ambivalencia,
aunque en relación a objetos parciales. CAPITULO III Colocar impulsos destructivos y partes malas dentro del objeto, con el fin de dañarlo, destruirlo y controlarlo. Identificación proyectiva destructiva, fundamentalmente sobre objetos parciales. Tiene un componente libidinal menos intenso que la voracidad y está impregnada del instinto de muerte. Celos: Se basan en la envidia, comprenden una relación de al menos dos personas y conciernen principalmente el amor que el sujeto siente que le es debido y le ha sido quitado o está en peligro de serlo, por un rival. Son necesariamente una relación de objeto total. Melanie Klein señala que al comienzo de la vida hay dos fuentes de ansiedad: la interna estaría dada por el instinto de muerte que fundamenta el temor a la aniquilación y la externa, que estaría dada por la experiencia al nacer en forma de la primera castración y sería la base de las angustias posteriores. La primera relación objetal que realiza el niño es la alimentación y se realiza con el pezón de la madre, tanto para los instintos de vida como para los de muerte, impulsos que estarían en equilibrio cuando el bebé está libre de hambre y tensión interna. El equilibrio se puede perturbar tanto por pulsiones internas como por elementos del medio, desencadenando la avidez. Cualquier aumento de la avidez fortalece la sensación de frustración y paralelamente aumenta la intensidad de la agresión, lo que simultáneamente incrementa la ansiedad persecutoria y esta aumenta, a su vez la avidez, formando un círculo cerrado. Por otro lado, a medida que aumenta la gratificación, disminuye la envidia, la disminución de la envidia permite mayor gratificación y esto a su vez, estimula la disminución de la envidia. Plantea la Melanie Klein que la base constitucional de la intensidad de la avidez es provocada por la fuerza de los impulsos destructores en su interacción con los impulsos libidinosos. En algunos casos, la ansiedad persecutoria incrementa la avidez y en otros, produce tempranas inhibiciones de la alimentación. Las experiencias que tiene el niño de ser alimentado y de ser frustrado constituyen internamente las imágenes de dos pechos: un pecho vinculado con la frustración, el bueno, y un pecho vinculado con la satisfacción, el malo. Esta división se produce por la inmadurez del yo, la falta de integración del yo y el proceso de división del objeto. A las experiencias de frustración y satisfacción se suman los procesos de introyección y proyección, que contribuyen a hacer más ambivalente la relación objetal, de este modo quedan estructurados los prototipos que forman el núcleo del superyó. El yo inmaduro del bebé está expuesto desde el nacimiento a la ansiedad provocada por la innata polaridad de los instintos y cuando se ve enfrentado con la ansiedad que le produce el instinto de muerte, el yo lo deflexiona. Así, la gratificación no sólo satisface la necesidad de bienestar, amor y nutrición; también se la necesita para mantener a raya la aterradora persecución. De la proyección original del instinto de muerte surge otro mecanismo de defensa, la identificación proyectiva, en la que se escinden y apartan partes del yo y objetos internos y se los proyecta en el objeto externo, que queda entonces poseído y controlado por las partes proyectadas e identificado con ellas. La ansiedad predominante de la posición esquizoparanoide (0 a 4 meses) es que el objeto u objetos persecutorios se introduzcan en el yo y avasallen y aniquilen tanto al objeto como al yo. Para contrarrestar el nivel de ansiedad, el yo desarrolla varios mecanismos de defensa, donde, en algunas situaciones, se proyecta lo bueno para mantenerlo a salvo de lo que se siente como maldad interna y situaciones en que se introyectan los perseguidoras, hace una identificación con ellos o incluso, recurre a la desintegración del yo, en un intento de controlarlos. Sin embargo, los mecanismos de defensa no sólo protegen al yo de ansiedades inmediatas, sino también tienen funciones de etapas progresivas del desarrollo como la escisión, que constituye la base de la represión y la atención, y la proyección, que posibilita la empatía. Cuanto menor es la ansiedad persecutoria, la tendencia hacia la división es menor y el yo tiende más hacia la integración. La síntesis de amor y odio hacia un objeto total de origen al comienzo de la posición depresiva alrededor de los cuatro meses. En la faz depresiva (de los 6 a 8 meses) encontramos: el comienzo de una emoción dolorosa de culpa y necesidad de reparación; que la agresión está mitigada por la libido, de donde la ansiedad persecutoria se encuentra disminuida y que la ansiedad relacionada con el destino del objeto interno y externo que está en peligro lleva al yo a efectuar una reparación e inhibir los impulsos agresivos. Al mismo tiempo la organización sexual va progresando, los impulsos anales y uretrales aumentan, pero de cualquier modo siguen predominando los orales. El bebé tolera mejor el instinto de muerte dentro de sí y decrecen sus temores paranoides, disminuyen la escisión y la proyección y gradualmente puede predominar el impulso a la integración del yo y del objeto. La relación ya no es con objetos parciales sino que se transforma en una relación objetal total: reconocer a la madre como tal también significa reconocerla como individuo con una vida propia y con sus propias relaciones con otras personas; el bebé descubre cuán desamparado está, como depende totalmente de ella y cuántos celos le provocan los demás, puede recordar gratificaciones anteriores en momentos en que está siendo frustrado, enfrentándose a conflictos vinculados con la ambivalencia. El motivo principal de la ansiedad del bebé es que sus impulsos destructivos hayan destruido o lleguen a destruir al objeto amado de quien depende totalmente, lo que aumenta la necesidad de poseer este objeto, guardándolo dentro de sí y protegiéndolo de su propia destructividad. La omnipotencia de los mecanismos de introyección oral hace surgir ansiedad ante la perspectiva que los poderosos impulsos destructivos destruyan no sólo al objeto bueno externo, sino también al objeto bueno introyectado. La experiencia de la depresión moviliza en el bebé el deseo de reparar a su objeto u objetos destruidos. Como cree que la destrucción de su objeto se debe a sus propios ataques destructivos, cree también que su propio amor y cuidados podrán deshacer los efectos de su agresión CAPITULO V El cambio de la relación de objeto de parcial a total marca
la entrada en la posición depresiva, modificando las ansiedades
y, por lo tanto, las defensas. ...ocurren importantes progresos en el desarrollo del yo, los que no sólo capacitan al yo para establecer defensas más adecuadas contra la ansiedad, sino que logran eventualmente una disminución efectiva de la misma. La repetida experiencia de enfrentar la realidad psíquica, implicada en la elaboración de la posición depresiva, aumenta la comprensión del bebé del mundo externo. Paralelamente, la imagen de los padres, en un principio distorsionada en figuras idealizadas y terribles, se aproxima gradualmente a la realidad. La ambivalencia es ahora hacia un objeto total, los procesos de
integración y síntesis hacen que el conflicto entre
el amor y el odio surja muy claramente, en el marco de un mayor
reconocimiento de la realidad psíquica. La pérdida en la realidad psíquica del objeto total
confronta al niño a una nueva gama de sentimientos, al dolor
y la tristeza se agrega la culpa, por cuanto la omnipotencia lo
lleva a considerar que el peligro que corre el objeto es consecuencia
de sus propios impulsos y fantasías. Su objetivo es centralmente negar la realidad psíquica en
cuanto es fuente de dolor y temores depresivos, esto implica cierta
negación de la realidad exterior. La negación de la
realidad psíquica puede implicar la negación del amor.
La tríada maníaca está constituida por: control-triunfo-desprecio. La modificación del uso de la escisión consiste en que su aplicación deriva en un objeto indemne y un objeto muerto o moribundo, siendo el temor a que los objetos internos estén muertos o moribundos el núcleo de la aflicción en los estados depresivos. Los sentimientos de culpa ante la creencia de haber dañado al objeto amado ponen en marcha la tendencia a la reparación, originada en las pulsiones de vida. El niño vivencia la reparación de sus objetos en íntima relación con los logros de su propio desarrollo, de esta manera las ansiedades paranoides y depresivas van modificándose a lo largo de la primera infancia. En este estadio, el deseo de reparar al objeto dañado entra en juego de lleno. Según hemos visto anteriormente, esta tendencia se halla inextricablemente ligada a sentimientos de culpa. Al sentir el bebé que sus pulsiones y fantasías de destrucción están dirigidos contra la persona total de su objeto amado, surge la culpa en toda su fuerza y, junto con ella, la necesidad dominante de reparar, preservar o revivir el objeto amado dañado. Las defensas obsesivas, las que pueden también estar en
relación a la ansiedad paranoide. El equilibrio entre las
defensas obsesivas y las maníacas será determinante
en la relación con el objeto que se teme dañado. Encontramos en la posición esquizo-paranoide los puntos
de fijación de la esquizofrenia y la paranoia; en los inicios
de la posición depresiva los puntos de fijación de
la manía y la melancolía. Como es evidente, el concepto
de posición reformula el de regresión , el cual es
en la teoría kleiniana un movimiento relativamente fluido
entre las distintas ansiedades y defensas. Conjuntamente con la posición depresiva se inicia el Complejo
de Edipo temprano, ya que los procesos de integración llevan
a la necesidad de preservar al pecho y a la madre como objeto total,
estimulando el pasaje al pene paterno y al padre; y al reconocimiento
del tercero. El bebé necesita proteger al objeto y al yo
de la intensificación y modificación de la agresión
provocada por las frustraciones orales (destete) y la dentición.
La elaboración de la posición depresiva es crucial en la capacidad posterior de elaborar duelos. Su superación supone la introyección estable del objeto amado y el establecimiento de la capacidad de reparar y simbolizar. Aunque los aspectos fundamentales se dan en la segunda mitad del primer año de vida, se va elaborando a lo largo de la primera infancia a través de la neurosis infantil ...una combinación de procesos mediante los cuales las ansiedades de naturaleza psicótica son ligadas, elaboradas y modificadas. La neurosis infantil termina al comienzo de la latencia, con la modificación de las ansiedades tempranas y el dominio de las pulsiones genitales. Es en el desarrollo de la neurosis infantil donde vemos claramente el accionar de las defensas obsesivas y, a partir del segundo año, de la represión, mecanismo que, a diferencia de la escisión, no implica el riesgo de la desintegración del yo. Todos los aspectos del desarrollo contribuyen a la modificación de la ansiedad, la cual a su vez influye sobre dichos procesos. En el segundo año, con el progreso en el desarrollo del yo, el niño utiliza su creciente adaptación a la realidad externa y su creciente control de las funciones corporales para poner a prueba los peligros internos por medio de la realidad externa. Klein considera que el juicio de realidad es decisivo en el trabajo de duelo , y que en cada situación en que la persona se ve confrontada con el penar por la pérdida de objetos amados se consideran en peligro los objetos internos y la conexión con la realidad tiene como fin reestablecer el mundo interno destruido. Cuando el niño pasa a través de la posición depresiva, lucha en su inconsciente con la tarea de establecer e integrar el mundo interno, del mismo modo que el sujeto en duelo sufre con el reestablecimiento y la reintegración de este mundo. CAPITULO VI Se desarrollan durante la posición depresiva como defensa contra la experiencia de ansiedad depresiva, culpa y pérdida. Se basan en la negación omnipotente de la realidad psíquica, y las relaciones objetales se caracterizan por triunfo, control y desprecion La organización de DM incluye mecanismos que ya se pusieron de manifiesto durante la etapa esquizo-paranoide (mecanismo de disociación e idealización, negación y control omnipotente), pero durante la etapa depresiva adquieren características especiales. En el primer caso estaban dirigidas a impedir un ataque aniquilante al yo; ahora tienen como finalidad defender al objeto de los ataques ambivalentes del yo, y a éste de las ansiedades y de la culpa depresivas". "En la situación depresiva el bebé logra una nueva relación con la realidad y descubre situaciones importantes, a saber: 1) su dependencia de la madre, a la que teme haber perdido por su agresión; el valor que ella tiene para él, su ambivalencia, sus deseos agresivos, voraces de destruirla y sus sentimientos de necesidad y deseos de preservarla. Como consecuencia surgen intensos sentimientos de culpa depresiva, temor de perder a la madre necesitada, miedo de haberla destruido ya, preocupación y necesidad de repararla". "Las defensas maníacas son un intento de evitar el proceso de intenso dolor y sufrimiento psíquico que estos descubrimientos implican. La experiencia depresiva se vincula con el conocimiento de la existencia de un mundo interno y de la posesión de un objeto valorado al que se necesita. Por eso, las DM se dirigen a evitar y negar este conocimiento huyendo hacia el mundo exterior, y negando, evitando o invirtiendo la dependencia del objeto, la ambivalencia, la preocupación y la culpa". "Una característica especial de la defensa maníaca es la identificación del yo con el objeto idealizado: el yo se fusiona y confunde con este objeto parcial, omnipotente, lleno de vida, de poder y alimento, se 'infla' por la fantasía de haber devorado al objeto idealizado ("la luz del objeto idealizado cae sobre el yo"), en tanto las características sufrientes, desprotegidas, necesitadas, dependientes del propio yo, son depositadas en los objetos externos. La DM implica entonces la utilización de mecanismos de identificación proyectiva: las características proyectadas son las de un "necesitado" y "hambriento", mientras que las características asumidas por el yo son las de un "pecho lleno", "nutricio", que se autoabastece". "En una relación maníaca de objeto participa una triada de sentimientos tendientes a negar los logros de la situación depresiva. Esta triada está constituida por el control, el triunfo y el desprecio que se corresponden simétricamente con los sentimientos depresivos de valorar el objeto, depender de él, temer perderlo y sentirse culpable". "Controlar al objeto es una manera de negar la dependencia de él, pero al mismo tiempo es una manera de obligarlo a satisfacer necesidades de dependencia, ya que un objeto totalmente controlado es hasta cierto punto un objeto con el que se puede contar". El triunfo es la negación de sentimientos depresivos ligados a la valoración e importancia afectiva otorgada al objeto. Se vincula con la omnipotencia y tiene dos aspectos importantes. Uno de ellos se relaciona con un ataque primario infligido al objeto y el triunfo experimentado al derrotarlo (en especial cuando el ataque está fuertemente determinado por la envidia). Además el triunfo se incrementa como parte de las DM porque sirve para mantener a raya los sentimientos depresivos que, de otra manera, surgirían (tales como sentir nostalgia por el objeto, extrañarlo y echarlo de menos). Desprecio hacia el objeto es también negar cuánto se lo valora; actúa como defensa contra las experiencias de pérdidas y culpa. Un objeto despreciable no merece que uno sienta culpa por él y el desprecio hacia semejante objeto se convierte en justificación para seguir atacándolo".
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